CRITICA DIGITAL : Rafael Dumett


Una ojeada al libro digital 
El espía del Inca de Rafael Dumett

La novela El espía del Inca ha sido publicada por LAMULA publicaciones en versión digital, con lo que dicha obra se pone así al alcance de cualquier ciudadano del mundo que disponga de una tableta de Kindle, un iPad, un iPhone o una Mac para poder leerla, y quizás pronto esté disponible para cualquier computadora. Eso es desde ya una cuestión bastante plausible, pese a las más crudas oposiciones al libro digital. Y es que se ha hablado mucho, y se sigue hablando, de si el e-book reemplazará al libro, y de las ventajas o desventajas de una edición digital frente a una impresa en relación a su almacenamiento, distribución, transporte, no sólo por cuestión de ventas, sino por la comodidad del lector mismo. Poco se ha dicho, no obstante, de los nuevos desafíos que la edición digital de literatura plantea para la crítica literaria, puesto que se trata de dos medios distintos que producen dos conceptos de libro distintos, y que por lo tanto conllevan un problema hermenéutico al momento de agudizar la mirada filológica.

     Para el caso de la versión digital de El espía del Inca de Rafael Dumett, la moderna entrega deja extrañar la tradicional separación de los distintos niveles del contenido de un  documento. En el caso de la versión digital que yo he adquirido por compra via Internet la de “Kindle para Mac”, el documento comprende, además de la novela en sí o mejor dicho, lo que yo sospecho que es la novela, una serie de textos extras.  Todos los títulos (de los textos extras y de los capítulos de la novela) se presentan en una misma jerarquía, sin ser separados sustancialmente. Esto en principio haría suponer que esos otros textos vienen a formar parte de la novela misma, y que tendrían que aportar un significado estético a la obra; pero no es el caso, creo. En El espía del Inca los textos extras a la novela (“Un quipu…”, Referencias, Agradecimientos, Personajes, Sobre el libro, Sobre el autor, Créditos) deberían haberse separado en otros compartimientos[1];como se hace con las obras cinematográficas en edición digital (DVDs), donde la película viene en un rubro separado de los otros que comprenden las entrevistas a los actores, el trailer, los entretelones de la filmación, etc. Por todo ello, me atrevo a decir que un lector quisquilloso, o tradicional, no sabría dónde empieza y dónde acaba la novela El espía del Inca en su versión digital. Siguiendo mi intuición, en esta entrega digital podrían comprender la novela mencionada: el título, la Dedicatoria, el Epígrafe, las Imágenes, los dieciséis capítulos (titulados ‘Primera serie de cuerdas’, ‘Segunda serie de cuerdas’, … hasta ‘Decimosexta serie de cuerdas’) y los glosarios finales: Glosario quechua castellano y Glosario español antiguo.



[1] Aquí debo aclarar que la verdad es que Kindle no ha desarrollado todavía una forma de presentación coherente de formato digital para obras literarias, pues no hay mucha libertad para los editores digitales. En principio todos los libros digitales de Kindle tienen el mismo formato. De hecho los ingenieros electrónicos de la firma en cuestión deben estar trabajando en ello, para inventar algún programa editor que posibilite ediciones hermosas y diversas, y que distinga diversos rubros dentro del documento digital, como es el caso de las ediciones digitales de las películas cinematográficas. Mientras tanto, se me ocurre que a lo mucho se podría agregar una página al final de la novela, que diga ‘FIN’, como en el viejo cine: ‘the end’.

  
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RESEÑA COMPLETA en: 



Huamanchumo de la Cuba, Ofelia (2021) Novelando Iberoamérica Hispana en el Siglo XXI. Comentarios y reseñas de novelas. München: Epubli; pp. 33-36.





Por una biblioteca digital

Mentalidad colonial actual: saber es 'haber'

A pesar de los tiempos que corren, cuando cada vez son más los archivos digitales de incunables que las bibliotecas más grandes del mundo ponen a disposición de todos en la red, no deja de sorprender el poco interés de los estudiosos peruanistas en dar un salto significativo en ese sentido. Entre la comunidad académica peruanista aún parece persistir la actitud de creer firmemente no sólo en eso de que saber es poder, sino que se ha alcanzado un fanatismo coleccionista del que cree que poseer ’saber’ es tener en su haber la más grande cantidad de fotocopias de originales de incunables y libros de anticuario, así como de documentos escaneados de manuscritos coloniales, obtenidos de bibliotecas o archivo mundiales para uso restringido.
           Si bien la reproducción digital de documentos coloniales no niega ni pretende reemplazar la labor paleográficain situ, sino complementarla, o incluso incentivarla, lo cierto es que el gran problema en la discusión sobre las versiones de textos coloniales peruanos asequibles en la red va en otra dirección:  tiene que ver no tanto con el Privilegio o los derechos de autor (copyright) –pues en su mayoría esos libros serían en principio de dominio público– sino con la pertenencia y ubicación de los ejemplares en tal o cual institución, pública o privada, o persona particular. De otro lado, colgar en la red incunables coloniales, o libros raros, impresos en el Perú de los siglos XVI, XVII y hasta XVIII, supone un costo que quizás muchas instituciones nacionales –archivos, conventos, bibliotecas peruanos–  no estén en capacidad –y no tanto, en voluntad– de cubrir. Pese a esta zona gris, si todo aquello fuera una barrera realmente infranqueable, no existirían ciertas pocas páginas no comerciales, como http://www.idolatrica.com/.
                   Por todo ello, no sería mala idea que las autoridades intelectuales y políticas del Perú lleven a cabo un plan lector Digital colonial –pero en serio–, es decir, una especie de proyecto a gran escala que materialice el acceso a las fuentes primarias y primeras del pasado peruano de una forma acorde con los tiempos, es decir, de una manera democrática e inclusiva, vía Internet. Mientras mayor número de personas y estudiosos tengan acceso a esas lecturas, mayor será la posibilidad de debate, a todo nivel, pues la esencia del saber radica en su efecto multiplicatorio. Así, los endiosados intelectuales que vengan con sus misteriosas fotocopias bajo el brazo y hablen de cosas que nadie conoce, tendrán que abrir el ruedo para dar paso a una discusión de más voces con autoridad.
                   La Biblioteca Nacional del Perú tiene un número muy reducido de obras coloniales en su portal digital; del mismo modo, falta todavía que den el gran paso los archivos de conventos, y otras instituciones peruanas (el Archivo General de la Nación, el Arzobispal, bibliotecas universitarias, etc.).
                  Ojalá que así como se ‘recuperaron’ las piezas prehispánicas de Yale, se conserven para la posteridad en un portal digital peruano ciertas piezas coloniales a las que deberíamos tener acceso todos y que se encuentran en haber (es decir, en el ‘poder’) de particulares. Pienso en el Arte de la lengua Yunga [Lima: 1644], por mencionar sólo un ejemplo que haga referencia a las imágenes que acompañan este texto.

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Publicado en el blog LETRAS MULERAS (http://ofeliah.lamula.pe/).